jueves, 6 de septiembre de 2007

qué hago, me pido el tiramisú??


como veía esto algo parado, he pensado... caracoles!!! cómo era la calle Purísima hace 25 años?

14 comentarios:

Anónimo dijo...

no estaria tan parado si explicaraisssssssssss como poner cositas...
bien explicadito y que se quede escrito para los de mala memoria como yo...

besos.

Anónimo dijo...

¿Estoy viendo a mi futuro hijo?

Anónimo dijo...

Pues yo vuelvo a preguntar,¿donde estaba boro pintor ese dia?

Anónimo dijo...

Ese día, como tantos otros días, Boro pintor era abducido por un platillo volante de calamares acompañado de una docena de quintos de cerveza (el botellín de toda la vida). Minutos antes de la abducción, Boro pictures caminaba envuelto en silogismos de caña fina por la calle Purísima i Major. A la altura de Importaciones Conchín tropezó con una bola de papel de estraza que alguien había dejado caer al suelo, ignorando las propiedades curativas que tiene este tipo de papel cocido a temperatura henkel. Cuando Boro se recuperó del trauma, achinó un poco más sus ojos y se enfiló en dirección al mítico bar Torrent, el único que queda de la época de los templarios. Boro se disponía a entrar en el templo del quinto y tapa cuando una luz se abrió camino en el cielo de la plaza. La fuerza lumínica de este objeto era prodigiosa, como la panza de Parra. En cuestión de milésimas de segundo, apareció tras la luz un objeto molador no identificado. Boro giró su no cuello y quedó prendado con aquello. Sus últimas palabras fueron...

Anónimo dijo...

... sus últimas palabras fueron: "Ahora entiendo la paradoja planteada por los doctores Farandorth y McDermon sobre la gravitación de los cuerpos inanes y su implicación en el devenir de las cosas". A partir de ahí, dio comienzo una de sus mejores aventuras. Del objeto bajó un hombre de brazos descomunales y una careta con la cara de falín, le saludó, le dio la bienvenida y le invitó a pasar, aunque no precisamente en ese orden. Entre aceptar la invitación del faliniforme descomunal o volver a casa e intentar entender el cuerpo de su mujer, Boro Painter Man no lo dudó...

Anónimo dijo...

Otras fuentes,como la de san luis o la dels cavallers,aseguran q por aquel entonces boro pintor era especialista en las pruebas de riesgo q el chino cudeiro realizaba en el programa humor amarillo.Los productores de por aquel entonces,decian que boro pintor iba a tener un futuro muy bueno dentro de ese concurso,pues el chino cudeiro era un habitual.Y todo fue bien ,hasta q un dia Juanito calvicie le lesiono la cabeza.Fue una lesion irreparable.
Mientras tanto,en La Eliana,a Salva,le tocaba un colaget gratis,pero se perdio,ya que no pudo seguir el camino que el tio Polo inicio,pero q Boro pintor no completo

Anónimo dijo...

Todo esto es correcto, pero no debemos apartarnos de la evolución narrable de lo acontecido aquel día y de todo lo que le pasó a Boro el Pintor cuando se encontró con el Objeto Molador y el ser faliniforme que llevaba en los adentros. De todas formas, pienso que el tío Polo es un filón a explotar.

Anónimo dijo...

Boro Painter Man no lo dudó... más que nada porque no sabe dudar, desde aquella vez que se le metió un hueso aceitunero en su ombligo ratonil. Lo miró en dos tiempo, como Zubizarreta, y lo dejó estar. Sólo la fuerza grabitatoria y un apuesto viento de levante consiguieron sacar el piñol de aquel rincón oscuro. En aquella época su hijo Boro ya decía "tubarro" y con sólo ocho meses.
Boro aceptó sin pensar la cortés invitación de aquel ser bracilargui y carifalínico. Una vez dentro del objeto molador, la luz dejó paso a otra luz menos protagonista. Menos pejiguera. En el umbral de la puerta esperaba un Julio Sabala venido a menos, imitando al Puma. Julio le ofreció a Boro un vaso de cerveza del tamaño de una jarra de cerveza. Julio, poniendo voz de El Puma, le dijo a Boro "Con mis mejores deseos, maestro del pincel". Boro miró a Julio con indiferencia y se pimplo el litro y pico de cerveza que albergaba aquel vaso de... no, no era cristal. Era como zirconio revenido. Una cosa era segura: ese material no era de este planeta. La aguda indiferencia de Boro derribó las últimas esperanzas de Julio de encontrar amor y comprensión en este mundo. El desdichado artista se dio media vuelta ante la mirada de nadie y se dirigió hacia una compuerta azul lacroix.
El extraño anfitrión acompañó a Boro hacia una gran sala que quedaba justo en medio del objeto molador. Allí le esperaban cientos y cientos de seres clavaditos al anfitrión. En el centro de la gran sala una gran mesa rectangular acogía a lo que parecía ser el gran consejo de sabios. Entre todos ellos, uno destacaba notablemente, el que ocupaba la silla situada en el extremo sempitérmico de la mesa. Tenía un brazo más que el resto y lo empleaba para fabricar estuches de Los Fructis en sus ratos muertos, porque le daba mucha vidilla, decía el granuja. El cabecilla/capo se incorporó de su mesa y señaló majestuosamente a Boro, quien justo en ese preciso instante ejecutaba una sublime rascada de huevos. El líder/maestro de aquella especie superior se acercó casi sin tocar a Boro casi sin tocar el suelo, sólo lo justo para llegar. Boro, lejos de dudar y muy cerca de sudar, se frotó el pelo creyendo que así su cabeza haría su trabajo. Pero no, como siempre, no hubo suerte. Sabía que tenía que conformarse con pensar 50% con el hígado y 49% con el coxis. El resto de su organismo se gobernaba solo, como Arizmendi. Boro, al tener enfrente al mesías/gobernante, efectúo una reverencia poco ortodoxa pero sincera, movimiento que aprendió recogiendo céntimos del suelo al tiempo que su pantalón nos mostraba la hucha donde almacenaba dichos céntimos. El gesto gustó a los presentes, excepto a uno que estaba mirando hacia otro lado por cuestiones y tal. El rey/elegido tomó de la mano a Boro y con las dos que sobraban le arrancó el corazón sin que nuestro mítico elianero se enterara. Al ver su propio corazón en manos de aquel ser, Boro rompió su inmaculado silencio y le preguntó al mandamás/cortabacalao...

Anónimo dijo...

ZZzzzzzzzzzzzzzzz..............

Anónimo dijo...

¿Que le pregunto?¿Como pintar los pasos de cebra?¿Que medio de locomocion debia comprar para no tener que andar?¿Que clase de champu debia usar?¿Por q su mujer tenia esa extraña silueta?¿Cuanto tiempo debia de esperar en la ventanilla del bar Torrent para llamar la atencion de Ximo o de Miguel?Señor bufalo no puede dormir,¿que paso?¡ahora no dormire yo!

Anónimo dijo...

Boro rompió su inmaculado silencio y le preguntó al mandamás/cortabacalao: "On está el vater?" mientras su lengua hacía una pirueta llena de garbo, salero y saliva alrededor del ajado caliqueño que habitaba su boca desde aquel día nefasto en el que descubrió el centímetro y, con él, la responsabilidad de la distancia exacta. Hasta aquel día, Boro había sido un artista de la creatividad rimbonbante, un esteta de la ley víal, un epicúreo de la calzada... un hombre, en definitiva, libre de prejuicios y amigo del qué dirán, pero nunca del que medirán. Así, durante muchos años, su nombre fue celebrado por las más altas esferas del artisteo moderno, que le llenaban de cintas, de chapas yenvis que después Boro regalaba a su hijo (aunque, por aquel entonces, su hijo aún no tenía una forma definida, como su madre) y que aplaudían, una a una, sus formas incorrectas, sus lonchas salomónicas y cierto eczema que le salió en una ingle por un exceso de humedad y que fue causa y admiración de un sector de la crítica que hasta aquel entonces sólo había tenido como referente el cuero cabelludo de ticonenko torrent. Estos recuerdos le vinieron a su cabeza en orden alfabético y casi ritual, sin pedirle permiso, mientras formulaba la pregunta sobre la situación geográfica del vater dentro del objeto molador. Lo que por otra parte no era más que una estratagema para ganar tiempo. Pero Boro, el del pincel sibarita, nunca se había considerado un ganador, y en vez de intentar escapar por el conducto del escroto de la nave, se embelesó olisqueando un trozo de suela que le susurraba cositas en esperanto y le traía recuerdos de su tio el brigadier, un hombre hecho a sí mismo con retales de la aurora, pistachos y moldeado a ñesplas. Mientras tanto, el consejo faliniforme, aventándose con un pai pai esperaba cualquier reacción de nuestro heroe, aunque sólo fuese aquella extraña y sicalíptica danza que un día aprendió de nelo y que tanta gracia les había hecho una tarde de julio mientras las abuelas se iban derritiendo poco a poco en espera de que comenzasen las variedades. Por fin, Boro, el del cabello encalado, reaccionó, abrió los brazos de par en par...

Anónimo dijo...

abrió los brazos de par en par (aunque hay estudiosos que aseguran que sus brazos se abrieron por inercia como consecuencia de un sutil muesli que el bueno de Boro dejó escapar sin oponer resistencia)y así se quedó durante tres o cuatro minutos lérdicos, momento que aprovecharon los "visitantes" para invesitgar y encontrar la cura definitiva para curar la modorra. Boro, entretanto, observaba con sus pupilas, que eran como dos bailarinas de cabaret parisino algo alicaídas. Observaba incrédulo cómo aquellos seres eran capaces de aguantar cinco minutos de trabajo sin mojarse el bigote con una docena de cañas matineras. Viendo aquel ajetreo, Boro no era feliz. No podía resistirlo más y decidió tomar parte, así que se acerco a la mesa y cogió justo la mitad del pastel interestelar. Segndos después tomó la otra mitad. Los "visitantes" no se percataron de lo ocurrido. Estaban perdidos en sus estudios modorreros. Sin embargo, uno de ellos, uno que lucía un brazalete de Manowar se acercó a Boro y le advirtió: "Eso que acabas de ingerir es nuestro Dios. Te habíamos traído a nuestra nave para improyectar según el código phi tu alma tabernera e inyectarla gólicamente a nuestro dios con el fin de despertarle el sueño eterno al que le condenó la diosa Colet por haber meado en su laurel." Boro, limpiádose la boca con su rolliza mano, sólo alcanzó a soltar un delicado erupto que resonó en toda la sala. Los "visitantes" cesaron su actividad para dirigir sus ojos meliqueros hacia Boro. Al ver lo que había hecho, la ira se apoderó de ellos. "¡Pero qué has hecho, cabrón!?", exclamó el guía/megalisto. Ahora tu corazón no servirá de nada. ¡Te has comido a nuestro Dios!
Boro no sabía de qué iba todo aquello. El esfuerzo por intentar pensar le producía picores en las axilas y eso no era bueno. Sin embargo, cuando el dominador/emperador estaba a escasos centímetros de él, dijo...

Anónimo dijo...

...cuando el dominador/emperador estaba a escasos centímetros de él, Boro le soltó como quien suelta un extraño tufillo cerca de tu nuca: "para empezar no quiero emitir un juicio en el que la analogía de los hechos sea un factor determinante. Prefiero que el absolutismo sea el detonante que predomine en él". Los extraños, y sin embargo mollidos y algo peludos, seres faliniformes empezaron a rilar varios pasajes de Rigoletto, sobre todo aquel en el que dice "me piace tanto il mio amoooooore, qui io non suono amer per teeeeee", que es la manera en la que estos supraseres ambiguos de carácter pero muy buenas personas y educados, muestran su estupor. Boro se sintió triunfal como un arco y tan tierno como una acera, por lo que empezó a retronar a los seres con una brocha de intenciones obtusas que guardaba escondida desde el medievo hasta las ancas y que no había pasado por el detector de brochas por una razón meramente pegajosa. Arreciaban por una parte los mandobles brocheriles y por la otra los faliniformes se salmodiaban a si mismos al son de una melodía extraña llena de candor y flujo, y se dedicaban a rellenar macarrones con bicarbonato, que causan y curan las indigestiones a la ves, como piterman. Ante la extraña indolencia de los seres, que recibían las ñesplenidas como un lemur borracho de absenta recibe el ocaso en la sabana, Boro se sentía extrañado y se hubiese preguntado una serie de cosas, algo que ni siquiera intentó al no tener todavía dominado el don del desdoblamiento de los cuerpos, aunque sí el de los vaqueros custer a la altura del tobillo. Ya quedaban pocos faliniformes con ánimo hostil, la victoria parecía cercana, y en ese momento, tras una celosía con siluetas pornográficas, Painter Bor adivinó una figura en la que hasta ahora no había reparado pero que en seguida reconoció. No podía creerlo, era...

Anónimo dijo...

¿Quien era?¿Acaso era Miguel el del bar Torrent con un uniforme nuevo?¿Acaso era Nelo,danzando bajo la lluvia?¿Acaso era el tio Polo,trazando una linea por fin recta?¿Acaso era el chino cudeiro,pidiendo explicaciones de porq se largo?¿Acaso era su hijo,pidiendo una chapa nueva?¿Acaso era barquillero,preguntando por el chato?¿Acaso era el buzon de la plaza,preguntando por Parra y Santos?¿Acaso era Pepito el cartero,preguntando por unas gafas?¿Acaso era Pichao,preguntando?¿Acaso era el Gallo,cagandose en el Levante?¿Acaso era Fernando Acaso,aunq no venga al caso?